Hay días en los que el trabajo se siente como una carga interminable.
📉 Tareas acumuladas.
📆 Jornadas que nunca acaban.
🧠 Estrés que no desaparece ni al dormir.
¿Te ha pasado como a mi?
Esa sensación de estar agotado mental, emocional y físicamente… de no encontrarle sentido a lo que haces.
Sí, esto se llama burnout, y es más común de lo que pensamos.
¿Qué es el burnout?
No es solo cansancio.
Es cuando el cansancio se vuelve crónico.
Cuando la motivación desaparece y los días se sienten grises, incluso si estás haciendo lo que antes te gustaba.
Yo lo viví.
🎯 Metas que ya no me motivaban.
📩 Correos que evitaba abrir.
😞 Lunes que pesaban como si fueran viernes por la noche.
Y entonces surge la gran pregunta:
¿Debo seguir o es momento de cambiar?
La tentación de dejarlo todo
Cuando estás quemado, todo parece una buena excusa para rendirse:
“Esto no es para mí”, “Estoy harto”, “Seguro en otro trabajo estaría mejor”.
Cambiar puede ser necesario, sí.
Pero también puede ser una forma de escapar sin aprender la lección.
A veces, lo que necesitamos no es escapar, sino resistir y reconstruirnos.
Cuándo quedarse y resistir
Hay poder en no rendirse al primer golpe.
La mayoría de los logros importantes nacen justo después del momento en el que queríamos abandonar.
📌 Revisa tus hábitos antes de renunciar.
¿Duermes bien? ¿Comes bien? ¿Tienes rutinas de descanso? A veces es el estilo de vida, no el trabajo, el que nos consume.
📌 Recupera tus porqués.
¿Por qué comenzaste este camino? ¿Qué querías lograr? Reconectar con tu propósito puede encender de nuevo esa chispa.
📌 Pide ayuda.
Hablar con un compañero, un mentor o un psicólogo puede darte herramientas para manejar el desgaste.
📌 Redefine tu enfoque.
No es necesario hacerlo todo perfecto. Haz lo importante bien, y lo demás déjalo pasar.
Cuándo cambiar de verdad
No todo se arregla con fuerza de voluntad.
También hay que ser valiente para saber cuándo decir “basta”.
⛔ Si tu salud está en juego.
⛔ Si el ambiente laboral es tóxico.
⛔ Si lo que haces ya no conecta con tus valores.
Entonces sí: cambiar puede ser el paso más sano.
Pero hazlo con aprendizaje, no con huida.
No huyas del fuego sin llevarte contigo las lecciones que te enseñó.
¿Te has sentido quemado alguna vez? ¿Qué hiciste?